viernes, 8 de enero de 2010

650 niños del Hospital Baca Ortiz festejaron por el Día de Reyes

Joel juega con el pequeño carro que en el Día de Reyes (miércoles 6) le regaló doña Olga Baca de Cobos. Con más de 80 años, ella es una de los familiares de Héctor Baca y Dolores Ortiz, quienes en 1923 donaron su fortuna para que se construyera el ahora Hospital Baca Ortiz, uno de los más grandes del país especializado en niños y niñas.

Joel Chalán tiene 7 años y se internó el 29 de diciembre por un fuerte golpe que recibió en la rodilla izquierda en su natal Santo Domingo de los Tsáchilas.

En su cama hace que camine el carro, aunque en medio de risas pide que también le regalen pilas. En la habitación de Traumatología se recuperan siete niños más y a todos les llegó un obsequio. Juan Alarcón se alegra porque en una caja le entregaron un avión y en una funda un calentador verde, para cuando le den el alta.

Andrek Carpio está menos animado, pero acaricia los dos muñecos que “Papa Noel dejó en la mañana”. Él tiene 2 años y dos meses y los médicos le detectaron osteomielitis (infección del hueso). Acompañado de su madre, Glenda Morales, intenta probarse el pantalón y la chompa que le regalaron. Quienes no pueden levantarse recibieron los paquetes en las camas. Otros niños bajaron al pasillo y observaron a varias chicas de largas cabellos, que bailaron y cantaron música infantil. Allí estuvo Pilar Cajas. “Venimos a cantar por los niños, para que disfruten mucho...”.

Son empleadas de Casabaca, representante de Toyota en Ecuador. El presidente de la empresa, Fabián Baca, es sobrino-tataranieto de Héctor Baca. “La historia dice que mis tatarabuelos no tenían hijos y donaron todo para que se construya el hospital. En ese entonces el terreno solamente tenía una casa vieja de ladrillo y ahora es un inmenso edificio para atender al público de todo el país”. El Hospital Baca Ortiz se fundó el 14 de julio de 1948, 25 años después de que Héctor Baca firmara el testamento en donde dejó su fortuna a este centro.

Marcelo Mendoza hace que el carro recorra todo el pasillo hasta que choca con otro que recibió Martín Benítez. Los dos tienen 4 años y el miércoles llegaron para que los médicos les chequeen en Oftalmología y en Dermatología. La madre de Marcelo, Lucrecia Endara, no se esperaba este agasajo para los 650 niños.

“Ni he soñado con que me den esto, pero que Dios bendiga a los señores y les de más”, dijo Endara, de 40 años, quien vive en el barrio Guajaló, en el sur de Quito.

Laura Galarza, con 34 años como voluntaria de la Fundación Baca Ortiz, dice que todos los años los niños tienen su fiesta.







Comentario:
El título está bien escrito. No hay un lead, comienza contando cronológicamente la noticia lo que quiere decir que es una crónica informativa. Hay observación, no hay documentación ya que no se habla acerca de que esto haya pasado otras veces en el hospital.
En realidad esta es una linda iniciativa para darles una alegría a los niños que están enfermos, que no tienen los recursos para recibir regalos, es importante observar cómo no han sido olvidados, y se les ha dado la importancia necesaria para festejar este día en un lindo agasajo, esto les devuelve una sonrisa, por más de que hay niños que han estado ahí algunos meses.

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